El optimismo de las dos campañas anteriores llevó a la afición en el verano de 1990 a un estado de euforia. A mitad de temporada, el 19 de febrero de 1992, se inauguró la Ciudad Deportiva de Paterna, convirtiéndose en una de las mejores instalaciones deportivas de Europa con una extensión de 180.000 metros cuadrados, 13 campos de fútbol y una residencia para los jóvenes de la cantera que venían de cualquier parte del mundo a formarse como futbolistas.
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