Lionel Messi volvió a dejar su sello en el terreno de juego con una actuación brillante en el amistoso de pretemporada entre el Inter de Miami y un combinado escandinavo, donde repartió tres asistencias y desató el entusiasmo de los aficionados. Aunque no marcó, fue el arquitecto del ataque en una victoria contundente de su equipo por 4-1. Desde las tribunas, no faltaron los niños luciendo con orgullo su camiseta Messi Inter Miami niño, símbolo de la esperanza y admiración por el astro argentino.
El partido se disputó en un ambiente distendido pero competitivo, con el técnico Gerardo Martino probando variantes tácticas y alineaciones jóvenes. Messi partió como titular, llevando el brazalete de capitán, y desde el primer minuto mostró una conexión perfecta con sus compañeros. Su primera asistencia llegó con una pelota al espacio medida para Campana, quien definió con frialdad ante la salida del portero rival.
La segunda jugada clave del argentino fue una combinación al borde del área con Josef Martínez, que terminó en un pase de taco de Messi para el venezolano, quien firmó el segundo gol del Inter. Pero la jugada que más aplausos arrancó fue su tercer pase decisivo: un cambio de frente desde 40 metros que cayó justo en los pies de Taylor, quien ingresó desde la banda derecha para rematar al primer toque y sellar el cuarto tanto del partido.
Más allá de los pases de gol, Messi se mostró comprometido en la recuperación, bajando a recibir y marcando el ritmo de juego. Su visión y precisión no han disminuido con el paso del tiempo, y si bien se trataba de un amistoso, su forma física y mental pareció óptima para encarar la próxima temporada de la MLS.
El rival, aunque superado, mostró respeto por el conjunto estadounidense y por la figura de Messi. Incluso algunos jugadores del equipo escandinavo aprovecharon el entretiempo para tomarse fotos con él, en una muestra de la influencia global del argentino, incluso en partidos de preparación.
Para el Inter de Miami, este amistoso representó una excelente oportunidad para afinar detalles tácticos y generar cohesión en la plantilla. Para Messi, fue otra noche más en la que su talento natural transformó un partido común en un espectáculo inolvidable.
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