Además, la camiseta no llevaba el escudo de España, como siempre, sino el de la RFEF, diseñado por Joan Miró. Confeccionada por la firma francesa Le Coq Sportif, proveedora por aquel entonces de la RFEF, la camiseta era azul, pero con unas finas rayas blancas en pareja. El pantalón era azul y las medias, blancas. Por un lado, el logo del futbolista que, en este caso, deja los colores azulgrana para retomar la paleta de tonos escogida: el negro, el blanco roto y los colores tierra.
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